Según unos estudios realizados por ingenieros de VVT Technical Researchr de Finlandia y Argonne National Laboratory de los Estados Unidos advierte que un tercio del gasto de combustible de los vehículos se debe a la fricción, pero según los estudios, esto se podría reducir hasta en un 18%.
Pero, ¿Qué es lo grave de está pérdida? Sencillo, ya que estas pérdidas por fricción aumentan las emisiones contaminantes de los autos, pero esto podría reducir dentro de 5 o 10 años en el mundo de los automóviles, mismo que esta compuesto por 612 millones circulando 13,000 kilómetros al año aproximadamente, este juego de números se complementa con los 340 litros de combustible solamente para superar la fricción, lo que sería un costo de 700 dólares al año por conductor. Algo realmente impresionante.
En cuanto a producción energética, los números también son importantes, veamos el detalle: 33% se gasta en escape, un 38% en energía mecánica, lo que provoca en pérdidas por fricción de un 33%. Sin duda alguna números que pueden ser confusos, pero que verdaderamente son una realidad. Si estos números son comparados entre una auto eléctrico y uno de motor de combustión interna, el gasto es el doble que un auto con propulsor eléctrico. El resultado de los estudios arroja que con las tecnologías actuales, el 21.5% de la producción de energía se utiliza para mover un automóvil, mientras que el 78.5% se desperdicia.
Vivimos en mundo en el cual la tecnología no da tregua alguna al paso del tiempo y para lograr esta reducción de pérdidas en los autos, se pueden emplear distintas formas como: revestimientos de superficies, texturas superficiales, aditivos para lubricantes, lubricantes de baja viscosidad, líquidos iónicos y de baja fricción o llantas infladas a una presión superior a la normal, entre otras que sin duda serían la clave para lograr esta alianza entre auto, bolsillo y ambiente.
Estaríamos hablando de $450 mil millones en un solo año en todos los autos del mundo si ponemos en práctica esos consejos de tecnologías ya disponibles y si aplicamos las mejoras que estarán a disposición de la industria en los próximos diez años, el ahorro podría llegar a los $800 mil millones por año.