¿Es necesario que un robot tenga apariencia humanoide o sea de gran tamaño para resultar útil? Es muy posible que no. O al menos, eso creen en la Universidad de Harvard, donde un grupo de científicos pertenecientes al Self-Organizing Systems Research Group de su Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas ha creado un pequeñísimo robot capaz de interactuar con otros de su misma condición para crear un verdadero batallón de mini robots. Se trata de un experimento y por ahora no han hecho más que un puñado de prototipos y efectuado algunos ensayos para determinar su potencial, pero es posible que descendientes de estos pequeños algún día busquen sobrevivientes entre los escombros producidos por un terremoto.
Cuando pensamos en un robot, casi todos imaginamos un artefacto con apariencia humanoide, de entre 50 y 200 centímetros de alto. Unos pocos piensan en armatostes del tamaño de un transformers, y otros, más realistas, visualizan la imagen de algún robot industrial, de esos que tendemos a olvidar que existen pero que en realidad son los que ejecutan el 99% de la “mano de obra robótica” en la actualidad. Sin embargo, los especialistas en robótica experimentan todo el tiempo con robots poco convencionales y suelen presentar prototipos bastante extraños. Incluso hemos visto algunos que se pueda inflar como un globo.
Esta vez les ha tocado el turno a los científicos del Self-Organizing Systems Research Group de su Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas (SEAS, por School of Engineering and Applied Sciences) de la Universidad de Harvard, que han presentado un verdadero ejército de minirobots. Se trata de dispositivos poco más grandes que una moneda pero que, a pesar de ello, son capaces de desplazarse y efectuar determinadas tareas de forma coordinada con sus pares. En Harvard los denominan Kilobots, por que para que puedan resultar útiles se necesitan miles de unidades individuales. Si bien carecen -por ahora- de pinzas, brazos robóticos o cualquier otro elemento que les permitan manipular su entorno, podrían ser utilizados para buscar sobrevivientes entre los escombros producidos por un terremoto, recorrer el interior de un reactor nuclear buscando fisuras o fallos y -por supuesto- ayudar al ejercito efectuando reconocimientos del terreno enemigo.
Son capaces de girar en sentido horario y anti horario, y desplazarse a una velocidad razonable, todo ello haciendo vibrar los trocitos de alambre que usan a modo de patas. Se comunican entre sí y con una “central de mando” que coordina sus movimientos, permitiéndoles realizar tareas mucho más complejas de las que podrían hacer por separado. Resulta más que obvio que aún hay que perfeccionar mucho estos Kilobots antes de meterlos dentro de un edificio colapsado para que encuentre sobrevivientes (difícilmente puedan moverse entre los escombros) pero como concepto constituyen un buen punto de partida.